22 de marzo de 2011

VIII


El tiempo que pasamos en Toledo, junto a mis padres que me cuidaban con tanta ternura, especialmente mi querida madre, lo recuerdo muy bien y a menudo vuelvo con mis pensamientos a estos momentos. Éramos felices, esperando a nuestro cuarto hijo... Esperando a que esparciera la frescura en nuestro matrimonio. Pero la guerra que duraba entre nuestro reino y Francia enturbiaba nuestras almas y nada nos ayudaba a calmarlas.
Recuerdo muy bien, Felipe, ese día cuando decidiste abandonarme. Al principio mi madre Isabel se oponía mucho a tu decisión, pero la vuelta a Bruselas fue necesaria. 


Me abandonaste y la tristeza inmensa se extendió en mi corazón, en mi alma... Ya no veía ninguna de las cosas que me daban tanta alegría cuando estábamos unidos, cuando sentía tu divino cuerpo a mi lado. Pasaba los días y las noches pensando... Todo el tiempo callada, siguiéndote en la imaginación... Preocupándome por el viaje que hacías. 
¿Me echaste de menos, Felipe? ¿Tu corazón también se quedó con un hueco por el dentro que no se podía llenar con ninguna dulzura?  Mi cabeza llena de preguntas, llena de dudas y la cara cubierta de lágrimas saladas.


El día diez de marzo del año 1503 me dio un rayo de esperanza, me hizo pensar que todo volvería a estar bien.  Fue nuestro hijo, Fernando. Me devolvió las fuerzas con las que empecé las preparaciones para el viaje. El viaje que nos iba a reunir, marido mío. 


Por Segovia llegué a Medina del Campo. Me quedé en la fortaleza de la Mota  en la que mi madre solía pasar el tiempo a veces. Aunque el reposo me daba mucho placer, pronto decidí continuar el viaje. Pero lo que ocurrió entonces no me permitió decidir por mi misma... El obispo Don Juan de Fonseca mandó cerrar todas las puertas. Mi mísero cuerpo fue encerrado por las murallas mientras mi alma quería escapar... mis ojos deseaban ver tu cara... La carta que recibí de ti profundizó mi ira. No sé muy bien que pasó estos días. Las explotaciones de la furia taparon mis ojos y sentidos. 
De todos lados me rodeaban unas voces... 


La reina está loca... 
La reina perdió el jucio... 

 La Mota

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